miércoles, 8 de agosto de 2012

Una entrevista que reafirmo mi enfoque

    ufff hace mucho mucho tiempo que no escribía en este blog, creo que de apoco lo podre retomar y así de esta forma poder compartir ciertas cosas, siendo una de ellas la entrevista que les dejare al final de este post.

     Esta entrevista la leí en mi primer año de carrera (Ciencias del deporte y la actividad física) antes, mucho antes que hubiese todo este pseudo fanatismo por Tomas Gonzales. En esta entrevista habla Yoel Gutierrez el entrenador Cubano de tomas. Creo no haber leido nunca una entrevista de Yoel de este tipo, donde hablase sobre su vida y la visión que tiene él de Chile y de su gente, siendo esto ultimo lo que más me llego a mi. Esto debido a que segun yo le da medio a medio al perfil del chileno promedio. En fin, no los tramito mas y les comparto esta entrevista.


 Recuerden. To Be strong to be useful.



Yoel Gutiérrez

El hombre detrás de Tomás González

Hace catorce años Yoel Gutiérrez llegó a Chile como ilegal; se escondió de la policía internacional allegado en casas de desconocidos y hasta enseñó rutinas circenses. Hoy es una pieza fundamental en el proyecto más relevante del deporte olímpico chileno. En el camino, eso sí, tuvo que aprender una dura lección: lo que le pase a él no importa.  


Por Rodrigo Fluxá Foto Ulises nilo La primera impresión de Yoel Gutiérrez al llegar a Alemania, en 1986, en su primer viaje fuera de Cuba, fue: hay robots capaces de entregar refrescos a cambio de monedas.La primera impresión de Yoel Gutiérrez al ver Chile, en 1990, fue: tan bueno el país, tan malo el deporte.La primera impresión de Yoel Gutiérrez al conocer a Tomás González, un niño de 13 años, en 1999, fue: es bueno, pero hay otros igual. Su primera impresión al verlo, ocho años después, con dos tobillos hechos miseria, fracasando en un enorme gimnasio de París, fue: es el mejor del mundo.La primera impresión de su abuelo, director de la orquesta personal de Fulgencio Batista, cuando supo que la revolución cubana había triunfado, fue:-Hijos. Cuiden sus zapatos y sus ropitas. Que en veinte años no va a quedar nada en la isla.El patriarca de los Gutiérrez había amasado una fortuna considerable gracias a su talento como trompetista y a los buenos contactos: manejaba un enorme Chevrolet y vivía en una mansión junto su esposa y nueve hijos. Tras la victoria del ejército de Fidel Castro le aconsejó a toda su familia que dejara la isla. Nadie le hizo caso. Él mismo jamás se fue.El dinero sí se esfumó. Ya cuando nació Yoel Gutiérrez, tercero de tres hermanos, en 1971, no quedaba nada. Su mamá era secretaria del Estado y su padre, Mateo, músico. Había sido educado junto con Paquito de Rivera, quien más tarde prefirió el exilio y se transformó en uno de los intérpretes de jazz más reconocidos del mundo. En Pinar de Río, pueblo a 170 kilómetros de La Habana, vivían la oposición al régimen como todos esos años: en silencio.A los seis años, un entrenador, reclutó a Yoel para hacerlo gimnasta y lo incluyó en un programa de alto rendimiento que incluía un internado lejos de su casa, La Habana, y un adoctrinamiento planificado para generar campeones olímpicos. De esos años le quedaron dos consignas:-Bajo sol, lluvia y sereno, deportistas seremos.La otra tenía que ver con una de las obsesiones de Castro: los Juegos Olímpicos.-La medalla de bronce está bien. La plata se reconoce. El oro se prioriza. Si sales cuarto: ¿a qué fuiste?Para Seúl 1988, los que debían ser sus primeros Juegos, el gobierno decidió no asistir aduciendo falta de garantías de seguridad. Yoel estaba en plenitud de condiciones.-Era un gimnasta exepcional. Muy talentoso, fino, elegante, pero lo que lo diferenciaba del resto era lo riguroso en los entrenamientos. Muy disciplinado -dice Erick López, compañero de equipo en esa época.En lugar de los Juegos, Fidel Castro preparó un extravagante carnaval de un mes bautizado Festival Olímpico Cubano, sólo con deportistas de la isla. Gutiérrez lo encontró una medida razonable: se llevó un bronce y quedó feliz.En su casa, puertas adentro, la crítica al régimen era usual.-Pero yo, con 17 años, no me daba cuenta de nada; recién cuando comencé a viajar lo entendí. Pero incluso ahora, con todo lo mal que está Cuba, soy incapaz de ofender a Castro. Es algo que a la gente que creció en la revolución, marchando, le pasa. Un sentimiento muy raro.Viajó a varios torneos fuera del país. A cada lugar donde iba quería quedarse. Estuvo un mes en Chile en 1990, en un campeonato Iberoamericano en La Serena. Le chocó el boom inmobiliario en la Avenida del Mar y el desorden generalizado de la gimnasia: no veía capacitación, ni planes de desarrollo, ni consignas.En 2001 fue a un campeonato mundial en Indianápolis. Ahí ya lo tenía claro: quería desertar, pero había agentes del gobierno vigilando en cada momento a la delegación. Aprovechó, eso sí, de comprar, con el viático, poleras con la bandera de Estados Unidos y una caja de chicles.-De vuelta en Cuba me trataron muy mal. Los entrenadores me decían: cómo puedes ser tan gusano de ponerte algo así, yanqui de mierda. El resto de mis compañeros se quedaba en silencio. Ni siquiera en mi barrio podía vestirme como quería: el inspector de cuadra no me dejaba. Me salí de la selección.Yoel estuvo seis meses sin entrenar. Lo fueron a buscar a su casa, hasta que lo convencieron. Para las Olimpiadas de Barcelona 92 estaba disponible, pero el gobierno decretó "periodo especial", eufemismo para decir que no había dinero para enviar una delegación numerosa. Fue apenas un gimnasta por el país. No él.Al año siguiente, en un viaje a Puerto Rico al que no pudo ir por una lesión, toda la delegación desertó, incluidos los mismos entrenadores que lo habían tratado de gusano. Estuvo juntando rabia por cuatro años más. A Atlanta 96 tampoco fue: otro "periodo especial". Comenzó a estudiar para ser entrenador. Pidió su retiro formal, porque así era allá; había que pedir permiso, si no arriesgaba hasta cárcel. Se lo dieron después de seis meses. Ya no era útil, tenía 27 años.En 1997 Yoel aterrizó en Chile. No le gusta dar detalles de cómo: cuenta que, desinteresadamente, miembros del Partido Socialista le hicieron una red de apoyo. Un poeta cubano lo contactó con un empresario chileno que le facilitaría las cosas.-Llegué al aeropuerto; tenía un teléfono al que llamar y por horas no me contestó nadie. Fue muy angustiante. Después me pude comunicar.El empresario, de apellido Pastene -así se identificó-, le dio alojamiento y le consiguió un puesto como profesor de gimnasia en el Colegio Pedro de Valdivia, gracias a lo que, por primera vez en su vida, pudo ahorrar durante los cuatro meses que le duró el trabajo. El único sueldo que había recibido antes fue en Cuba, antes de venir: el equivalente a dos dólares mensuales, como tutor de jóvenes deportistas.Por dos años vivió como indocumentado; pasó de casa en casa, en lugares tan disímiles como Rancagua y Pichilemu, conviviendo con desconocidos y otros desertores cubanos. Hizo amigos, pero también pasó momentos amargos: le pedían hacer piruetas en los living como si fuera un número de variedades y, una vez, una de sus anfitrionas intentó propasarse. Sobrevivía con la poca plata que había alcanzado a juntar y porque casi no se atrevía a salir a la calle.-Creía que la policía internacional me iba a coger en cada momento. Ahora uno ve y dice: ¿qué me van a andar buscando a mí? Pero en ese tiempo el terror porque te mandaran de vuelta a Cuba era muy grande y no quería causarle problemas a la gente que me cuidaba.Aún cuando su paranoia disminuyó, sin papeles se le hacía muy difícil conseguir trabajo. Gente que compartió esos años con él dice que varias veces le faltó para comer y que, incluso, durmió en la calle. Él niega lo último: estuvo varias veces sin tener certeza de dónde iba a caer en la noche, pero nunca le faltó una cama. Fue su propio "periodo especial".Trabajó como instructor de circo, oficio muy mal mirado entre el círculo de la gimnasia de alto rendimiento. Llegó a entrenar a los actores de TVN para El circo de las Montini. Su primer acercamiento a la gimnasia chilena fue en la Universidad Católica. Y apenas tuvo un grupo de niñas a su cargo, dictó las pautas: todas tienen que vestirse y peinarse igual, llegar a la hora y trabajar duro, porque acá vamos a sacar campeonas olímpicas. Al mes un grupo de apoderados reclamó a la rama por el nivel de exigencia, que estaba estresando a las niñas. Al poco tiempo ya estaba afuera.En ese breve paso por la UC, tuvo dos encuentros importantes. Conoció a su mujer, Wilma Trincado, quien era apoderada de una de sus alumnas, y a Tomás González, entonces de apenas trece años, pupilo del maestro ruso Eugene Belov, a quien Yoel conocía de sus años en Cuba. Fue él mismo quien le había conseguido el empleo.Ya con visa para trabajar, se fue al Club Manquehue, por 700 mil pesos mensuales. Su tranquilidad económica contrastó, de nuevo, con su idea de hacer alto rendimiento: sus maneras y metas exigentes chocaron con los profesores establecidos en el club. Sospechaba ya que su método, simplemente, no encajaría con el país.-Fue la primera cosa que me chocó de Chile: las personas trabajan sólo porque no les queda otra, por el dinero. Nadie buscaba realmente el éxito, a nadie le apasiona lo que hace. Si pueden conseguir el mismo sueldo en otra parte donde tienen que trabajar menos, se van. En el deporte era igual: los dirigentes hacen como que preparan alto rendimiento, los entrenadores hacen como que entrenan, los deportistas hacen como que se preparan para ganar medallas. Pero en la realidad todos cuidan su pequeño sueldo del Estado.En el Manquehue terminó sentado en una oficina: llegó a estar seis meses sin entrenar a nadie, sólo cobrando el cheque. Renunció. Para mantenerse se dedicó a ser personal trainer en varios gimnasios de la zona oriente de Santiago.-Se decepcionó mucho de cómo operaba el deporte en Chile. Yo le decía que siguiera intentando, pero no quería saber nada con la gimnasia -dice su mujer. Vivía bien, pero no estaba contento.Entre medio, y tras la partida de Belov de Chile, el camino de Tomás González parecía igual de incierto: pasó por varios técnicos chilenos, con escasa experiencia internacional. Todos los expertos creen hoy que fue un valioso tiempo perdido, en plena etapa de formación, que bien aprovechado lo habría llevado a la elite mucho antes, no recién ahora con 25 años. Erik Saavedra fue uno de los entrenadores que lo tuvo en ese tiempo y concuerda.-Tomás era lejos el mejor de Chile y hubiese podido competir afuera, pero necesitaba a alguien que lo incitara a dar el próximo paso, a llevarlo al próximo nivel. Y nadie ni podía ni estaba dispuesto a trabajar gratis, porque en ese tiempo la federación no tenía un peso. Hasta que encontró a Yoel.A finales de 2006, Yoel se apareció de nuevo por el CAR, a instancias de unos amigos. Se encontró con los mismos problemas de siempre, pero miró para el lado y trabajó por menos de cien mil pesos como colaborador de otro entrenador. A las semanas, los propios deportistas se juntaron y le pidieron que se hiciera cargo del equipo. Él aceptó trabajar con todos, pero Tomás González era su verdadero proyecto.En los primeros meses juntos, se encargó de meterle una idea en la cabeza: no descansaría hasta que lograse más de lo que él mismo había logrado. Hizo una evaluación técnica, puso énfasis en lo físico y después viajó para medirlo en terreno en una Copa del Mundo. En París. Con los tobillos desechos. Fracasando.-Cuando lo tomé, Tomás estaba listo para la derrota, estaba muerto, venía de cuatro años perdidos. El entrenador anterior, el señor Salazar, me dijo que estaba acabado, que no servía para nada. Donde él veía eso, yo veía al mejor del mundo.Pese a las diferencias de personalidad, a lo retraído de González y a lo energético de Yoel, ambos se acoplaron. "Y eso que Tomás no es un gimnasta fácil", dice Saavedra. "Le cuesta mucho confiar en alguien. Yo llevaba cuatro meses trabajando con él y todavía no me dejaba acomodar el caballete". Yoel se lo fue ganando con resultados: logró medallas en los panamericanos de Río 2007 y su primer oro en una Copa del Mundo en Escocia.Al mismo tiempo, empezó la guerra frontal de casi tres años de los dos contra la directiva de la Federación de Gimnasia, hoy ya caducada por la justicia y por el Comité Olímpico. Gutiérrez estuvo seis meses sin cobrar sueldo y los propios deportistas ofrecían darle de su plata para sobrevivir. Su señora era el sostén de la casa; tenían ya dos hijas. Fue hostigado donde más le dolía: en pleno entrenamiento ingresaban directivos a retirarle los implementos. Según los propios gimnastas cuentan, buscaban una reacción explosiva del técnico para justificar su expulsión del CAR. Hubo intercambio de insultos, pero jamás llegó a las manos.Todo el conflicto unió más a Yoel y Tomás; un solo frente contra el resto. Iniciaron una espiral de resultados que ya en 2010 lo tenía como el deportista más destacado de Chile, finalmente intocable ante cualquier intento dirigencial de botarlo. Yoel, en los torneos afuera, lo encapsulaba: si llegaba otro entrenador a intentar desconcentrarlo, cosa muy usual en un deporte con esos niveles de precisión, lo apartaba tranquilamente y después, cuando Tomás no miraba, se lo comía vivo.Su nivel de intensidad a la hora de las competencias llegaba a niveles inusuales: durante la rutina de un alumno se trizó una muela por apretar los dientes.-La primera vez que me di cuenta que había problemas con Tomás, fue mucho antes que el tema saliera en los diarios -dice Yoel-. Estábamos en Bélgica y Tomás falló mucho en anillos, lo que era muy raro. Tenía un nivel de ansiedad tan grande, yo le generaba un nivel de ansiedad tan grande, que no podía tener control de su cuerpo. Ahí vi que muchas veces él rendía sólo para dejarme contento a mí. Eso no estaba bien. Tuvimos muchos roces, casi no hablábamos mientras viajábamos, pero seguíamos juntos. Nunca me imaginé que llegara a más.La agresividad del método de entrenamiento de Yoel, y sobre todo el vocabulario que empleaba, podía chocarle a alguien que no estuviera habituado al círculo de trabajo. A la propia familia de Tomás, en especial a su madre, le parecía mal y ella se lo hizo saber más de una vez: no soportaba ver al niño sensible que había criado, estresado y empapelado a garabatos. En los Juegos Odesur el asunto explotó: un psicólogo de la delegación, ajeno a la gimnasia, vio una enérgica charla de Yoel a su pupilo y después habló con Tomás para decirle que esos tratos eran inaceptables para alguien de su categoría. Ese torneo fue el primer gran fracaso en su carrera. Llegó deshecho a Santiago.Días después, Tomás y su mamá hablaron con Neven Ilic, presidente del Comité Olímpico, para decirle que querían dejar a Yoel. El problema es que no se lo habían dicho antes al entrenador.Durante los días posteriores a eso, no se pudieron comunicar: Yoel no contestaba el teléfono. El fin de semana, con sus respectivas mamá y esposa, se juntaron en el Tavelli. Era Semana Santa. Agotados por la pelea, juraron darse otra oportunidad. Todo se derrumbó al lunes siguiente: en el gimnasio discutieron sobre qué juez internacional debía integrarse al equipo de trabajo. Esa vez fue Yoel el que le dijo a Tomás que hasta ahí no más llegaban.Y rompieron. Tomás González fue a una Copa del Mundo en Moscú sin entrenador. Yoel, en Chile, trataba de darse cuenta qué había pasado.-Usé demasiado el enojo como arma para controlar la situación. Y eso funcionó muy bien hasta un punto, nos dio resultados, porque efectivamente él necesitaba que yo lo empujara, que fuera agresivo. Fue esa manera de relacionarnos la que colapsó. Tomás fue tomando jerarquía, se hizo consciente de su propia voz y el entrenador está para dar soluciones, no problemas. Era ya un deportista estelar.En otras palabras: Tomás González lo había superado.Ilic, preocupado al ver que el gran proyecto olímpico del país se caía a pedazos, los citó a ambos a una reunión; sólo ellos. Los sentó de frente para intentar salvar la sociedad por última vez.-Es lo que no habían hecho nunca, pese al tiempo que llevaban juntos. Tomás es retraído, le cuesta externalizar y eso llevó a que la situación colapsara -dice Ilic-. Yo no podía dejar que botaran todo por eso: el país, el Estado, había invertido casi 200 millones en un proyecto que, además, había probado ser exitoso. Ellos entendían eso, que la capacidad profesional estaba intacta.Esa tarde, en esa mesa, cerraron un nuevo acuerdo que incluía, entre otras cosas, que una tercera persona viaje a todas las competencias con ellos, que alojen en piezas separadas en los viajes y que mantengan una agenda de vida aparte: se juntan a entrenar y, después, cada uno va por su lado para no saturarse. Cualquier decisión que tomasen en el futuro tenía que ser aprobada por ambos. Además, Tomás pidió más mesura a la hora de los balances de las competencias, sin tanta virulencia: Yoel se lo tomaba tan a pecho que, a veces, cuando no había medallas, no quería sentarse con él en el avión de vuelta. Esos gestos lo ahogaban.-Con el episodio yo sufrí mucho en lo personal, pero acá el único ego que importa es el del deportista, él es el protagonista. Esa es la lección más difícil para cualquier técnico: lo único que importa es lo que le pase al deportista, no a uno. Cuando pasó lo del quiebre muchos me decían: déjalo, no te merece, es un egoísta, sólo piensa en él. Ahí yo puse todo en la balanza: ¿qué es lo bueno de Tomás? Es disciplinado, talentoso, obediente, no miente, tiene ganas de hacer grandes cosas. ¿Qué está en el otro lado? ¿Lo que me dicen ellos, que no se preocupa de mí? La balanza se irá siempre al lado de Tomás. Yo con él, solos los dos, duramos cien años. Es la cultura deportiva de este país la que nos contamina.El mes pasado Tomás González, con Yoel, ganó dos medallas de oro en una Copa del Mundo, y logró algo inédito para él y que lo ubica como un aspirante olímpico serio. Fue en París, donde ya no era una intuición sólo de su entrenador: era el mejor del mundo.De regreso a Santiago, Tomás González fue a La Moneda con un ceremonioso terno negro. El Presidente Piñera lo felicitó por su logro. Él le pidió un favor para un amigo: si era posible apurar la nacionalización de Yoel. El Presidente hizo que anotaran la petición y propuso al deportista como abanderado para Londres 2012.Al respecto, la última impresión de Yoel Gutiérrez.-La medalla de bronce está bien. La plata se reconoce. El oro se prioriza. Si sales cuarto: ¿a qué fuiste? "YO CON TOMÁS, SOLOS LOS DOS, DURAMOS CIEN AÑOS. ES LA CULTURA DEPORTIVA DE ESTE PAÍS LA QUE NOS CONTAMINA". 

jueves, 7 de junio de 2012

Resfriado..

Buena la verdad esta entrada es un descargo, solo la escribo para decir que me tiene chato esta wea de resfriado y su maldito malestar de amígdalas. Me ha succionado todas las energías.... en fin ya me mejorare para el sábado :)

En fin les dejo este vídeo que me gusta mucho de Belle.




PD: no se olviden de visitar la pagina del Club Metropolitano de Parkour y Freerunning :)

domingo, 27 de mayo de 2012

Flexiones a una mano...

mmm hace un tiempo ya estoy entrenando tanto enganches a una mano como tambien flexiones a una mano, se notan los progresos, tales como que puedo hacer 3 flexiones aprox relajado con la izquierda y 5 relajado con la derecha. Si sigo así podre hacer el enganche de manuel a una mano....

en fin dejo una foto con mi novia :)



jueves, 24 de mayo de 2012

Ryan Doyle

mmmm es curioso que Ryan Doyle sea un personaje que me inspire, ya que en movimiento y estilo o como sea somos muy diferentes. A pesar de estas diferencias superfluas, lo que realmente valoro de esta persona no es solamente su movimiento, si no, un punto transcendental, el cual es el contenido, y con esto me refiero a un mensaje verdadero, el cual diga de forma mágica pero a la ves con los pies sobre la tierra las cosas.
 El mayor mensaje que rescato de Ryan es el énfasis que le da al "SER"(Ser y Durar), y con esto me refiero de forma muy simple pero cierta, a el de buscar ser uno mismo a través de nuestro movimiento y no perder nuestra identidad queriendo ser otra persona, queriendo movernos como otros, porque a pesar que "Duremos" sera una prevalencia vacía y sin sentido. Es por esto que lo realmente importante es primero aceptarse a uno mismo, de esta manera el trabajo que hagamos enfocado en el "durar" valga la pena.

En fin sin explayarme más les dejo este vídeo de Ryan...




miércoles, 23 de mayo de 2012

Un buen día

Todo día es un buen día, pero mas aun cuando te vuelves consciente de los frutos sembrados. Creo que hoy me ocurrió eso, tanto por los saltos que realice como por los amigos que me encontré, como también por como termina mi día. Sinceramente creo que las cosas van mejor desde hace mucho, solo espero que sea porque he intentado realizar lo correcto.... y no por mera suerte.

Les dejo un tema :)


lunes, 21 de mayo de 2012

Flash Back

De repente cuando entreno me dan una suerte de flash back, de esos que te hacen recordar lo difícil que te resultaba hacer algo y darte cuenta lo fácil que te resulta ahora. Me gustan mucho, ya que me generan esa exquisita y gratificante sensación de progreso, ademas de decirte algo sumamente importante, que no es otra cosa que decirte lo bien que haz hecho las cosas, que te haz tomado tu tiempo en avanzar y pulir las asperezas.

Les dejo una foto :)


viernes, 18 de mayo de 2012

Recuerdos

No recordaba que tenia este blogs, es curioso leerlo y darte cuenta como las cosas han cambiado, por suerte para bien. Creo que retomare este blog, me servirá para poder comunicar lo que pienso y también dar a conocer información que considere útil.

PD: Les dejo este ultimo video de mi banda de hermanos :)

http://www.youtube.com/watch?v=KPOw3KJt3fo